Por Profesor Ricardo N.Gonzàlez
Cada 9 de junio, la historia oficial recuerda con solemnidad la llegada de Sebastián Gaboto y la fundación del fuerte Sancti Spiritus en 1527, considerado el primer asentamiento europeo en lo que hoy es territorio argentino.
Pero un día antes, cada 8 de junio, en la provincia de Santa Fe se enciende una memoria distinta: la que reconoce la preexistencia de los pueblos originarios santafesinos. Esa coincidencia no es casual; es un llamado urgente a mirar la historia desde una perspectiva más amplia, más justa y más verdadera.
Recordar a los pueblos originarios en la víspera del acto que conmemora la llegada europea no es sólo un gesto simbólico, es un acto político, pedagógico y ético. Porque antes de los barcos, antes de las cruces, antes de las banderas y los fuertes, había aquí culturas milenarias con lenguas, conocimientos, cosmovisiones y vínculos profundos con la tierra. La historia no comenzó en 1527: ese fue, en todo caso, el inicio de una fractura. De otra etapa más en el devenir humano en la región de los dos ríos.
Este 8 de junio debemos renovar COMPROMISOS, espacios de resistencia cultural donde visibilizar a nuestros pueblos y naciones indígenas, pero también de construcción de una identidad más completa y plural como gaboteros, santafesinos y argentinos.
Esta fecha debería enmarcarse en un movimiento más amplio, donde la búsqueda de respeto y del goce pleno de los derechos a la educación intercultural bilingüe y la posesión de tierras ancestrales sea una realidad para las comunidades. En consonancia con lo establecido por la Constitución Nacional, que reconoce la preexistencia étnica y cultural de los pueblos indígenas, estas acciones deberían saldar —aunque sea en parte— siglos de invisibilización.
Recordar el 8 de junio es también una forma de advertir: no hay historia sin memoria, ni futuro con olvido. En un país que aún arrastra las heridas del despojo, es fundamental que las voces indígenas no solo sean recordadas, sino escuchadas, integradas y respetadas en la toma de decisiones que afectan sus vidas y territorios.
La memoria no es nostalgia. Es responsabilidad. Y en Santa Fe, cada 8 de junio, esa responsabilidad debe estar presente. Que no sea solo una fecha en el calendario, sino un compromiso cotidiano con la verdad, la justicia y la diversidad que nos constituye.
Sólo así llegaremos dentro de dos años a Conmemorar Todos Juntos la fundación del Primer Asentamiento Español en el Río de la Plata, sin deudas, con el reconocimiento y valorización de cada uno, entendiendo que el momento actual requiere gestos de humildad, de grandeza, de pedidos de perdón pero también de un esfuerzo conjunto de parir una Patria más justa entre y para todos.