La decisión del presidente Javier Milei de trasladar la embajada argentina en Israel de Tel Aviv a Jerusalén, en un contexto de máxima tensión por el conflicto entre Israel e Irán, encendió las alarmas en la Cancillería.
En las últimas horas, el Ministerio de Relaciones Exteriores envió una circular urgente a todas las sedes diplomáticas argentinas en Medio Oriente para reforzar la seguridad y solicitó a los embajadores informes diarios sobre la situación en sus respectivas zonas.
El principal temor es que se produzcan represalias contra representaciones diplomáticas argentinas por parte de grupos alineados con la teocracia iraní. Así lo publicó el medio La Política Online, quienes destacan que el próximo 19 de junio, en la Organización de las Naciones Unidas, se realizará el Comité de Descolonización del 19 de junio, donde Argentina tendrá el desafío de evitar que el apoyo al país en el reclamo de Malvinas se someta a votación y se resuelva por consenso.
Durante su reciente visita a Israel, Milei adoptó tres decisiones de fuerte alineamiento con el gobierno de Benjamin Netanyahu que no pasaron inadvertidas en el mundo árabe. La primera fue la firma del Memorándum “En Defensa de la Libertad y la Democracia Contra el Terrorismo y el Antisemitismo”, rubricado el 12 de junio en Tel Aviv, que establece una cooperación intensiva en materia de defensa y seguridad entre ambos países.
La segunda, y más controversial, fue el anuncio del traslado de la embajada argentina a Jerusalén, una medida que históricamente es vista como una provocación por parte de los países musulmanes.
Cabe recordar que esta mudanza ya había generado controversia meses atrás en el Senado, durante la discusión del pliego del embajador Axel Wahnish. En ese momento, el senador Martín Lousteau advirtió que la decisión podría complicar, entre otras cosas, la posición argentina en el reclamo por las Islas Malvinas. Ante esas objeciones, Milei y Wahnish se comprometieron a no concretar el traslado, lo que permitió destrabar la aprobación del pliego.
Un año después, el presidente rompe con esa promesa y confirma el cambio de sede diplomática en el momento más crítico del conflicto en Medio Oriente, dejando a la diplomacia argentina en una posición de extrema sensibilidad.