Las transferencias instantáneas se han consolidado como el método de pago preferido por los argentinos, alcanzando el 84% del total bancario movilizado y representando el 86% de las operaciones entre cuentas CVU y CBU. Este crecimiento explosivo refleja un cambio profundo en los hábitos financieros del país y anticipa el futuro que muchos especialistas proyectan como cada vez más alejado del efectivo.
Un informe de la consultora Opina Argentina reveló que, hasta septiembre pasado, el 62% de los pagos en comercios del Área Metropolitana de Buenos Aires (AMBA) se realizaban en efectivo, mientras que las tarjetas de débito o las transferencias apenas se utilizaban en el 15% de los casos. Esta tendencia es aún más marcada en los pequeños comercios atendidos por sus propios dueños, donde el efectivo participa en el 77% de las operaciones, mientras que en negocios con más de tres empleados la proporción desciende al 43%.
Pese a ello, distintos estudios muestran que la digitalización avanza de manera constante. Un trabajo más reciente de la consultora Taquion indica que el 64% de los usuarios argentinos utilizan aplicaciones de pago todos los días, mientras que un 18% lo hace varios días a la semana y un 14% al menos una vez al mes. El sistema bancario refleja esta transformación, con 38,6 millones de titulares de CBU y 28,8 millones de cuentas CVU en el universo fintech.
Además de la comodidad, la seguridad es un factor clave en la adopción de estas nuevas tecnologías: el 55% de los argentinos considera que las billeteras virtuales son más seguras que las tarjetas de crédito o débito. Esta percepción se traduce en una creciente preferencia por las billeteras digitales a la hora de realizar compras en distintos rubros. Por ejemplo, en kioscos y comercios de barrio, el 60% de los consumidores opta por billeteras virtuales, superando al uso del débito, del efectivo y del crédito. En supermercados, este método representa el 44% de las transacciones, mientras que en el segmento de indumentaria y calzado alcanza el 40%. Incluso en la compra de electrodomésticos, un rubro históricamente dominado por el crédito, las billeteras digitales ya son elegidas en el 26% de los casos.
Los pagos a través de QR, en particular, se han convertido en una herramienta cotidiana para los argentinos y son considerados un fenómeno que está redefiniendo no solo la manera de consumir, sino también la forma en que las familias se mantienen conectadas económicamente, incluso a nivel internacional. Más del 40% de los usuarios globales elige herramientas digitales para realizar transferencias internacionales, impulsados por la velocidad y la seguridad que ofrecen estas plataformas. Franco D’Angelo, Marketing Lead de Vesseo, una de las billeteras digitales que más crece en la región, destacó que “cada vez más personas eligen enviar dinero de forma digital no solo por conveniencia, sino por seguridad y velocidad”, subrayando que lo que antes requería días de gestión bancaria, hoy se resuelve en minutos desde un teléfono móvil.
En el competitivo ecosistema de las billeteras virtuales argentinas, Mercado Pago lidera cómodamente con una participación del 74%, seguida por plataformas como Cuenta DNI y Naranja X, ambas con una presencia del 28%, y otras como Personal Pay, MODO y Ualá, que mantienen cuotas importantes de usuarios. El mercado está compuesto actualmente por más de una veintena de billeteras digitales, entre las cuales también figuran Brubank, Prex, Claro Pay, Lemon Cash, Astro Pay, Yoy, Buepp, Ripio, N1U y Bitso.
En redes sociales, el interés y la conversación digital sobre estas plataformas también crecen. Cuenta DNI lidera el ranking de menciones, con 29.000, seguida por MODO con 21.000, y más atrás Ualá, Naranja X, Lemon Cash y Bitso, entre otras.
Aunque todavía persiste el arraigo cultural del uso de efectivo, sobre todo en el comercio minorista, los números demuestran que Argentina avanza a paso firme hacia un ecosistema cada vez más digital, ágil y seguro. El efectivo, de a poco, parece estar perdiendo la batalla frente a un futuro que ya comenzó a instalarse en el presente.