Camino al V Centenario de Puerto Gaboto, por el Profesor Ricardo N. González.
Septiembre nos invita cada año a reflexionar sobre la Educación. Pero en este 2025, cuando Puerto Gaboto se empieza a preparar para conmemorar los 500 años de la fundación del Fuerte Sancti Spíritus, detenernos en su historia educativa adquiere un valor singular. Porque hablar de educación en Gaboto es hablar de raíces, de luchas, de silencios y también de sueños cumplidos.
Primeras luces en tiempos de conquista
En los albores de la colonización, la enseñanza llegó de la mano de los doctrineros franciscanos. Fray Lucas Leguizamón aparece en los documentos de 1708 como el primer educador en una reducción de indios calchaquíes en nuestro “Rincón de Gaboto”. Más tarde, en 1740, fue confirmado oficialmente como doctrinero, logrando incluso una partida de 500 pesos para levantar la iglesia. La educación, en aquellos tiempos, se confundía con la evangelización y con la tarea de “reducir” a los pueblos originarios a la vida sedentaria y cristiana.
Durante más de un siglo, hasta 1896, la acción franciscana proyectó cultura y doctrina desde San Lorenzo hacia estas tierras. Allí germinó el primer contacto formal de Gaboto con la enseñanza.
La escuela primaria: pionera en la provincia
En 1865 se fundó la primera escuela primaria para varones, una de las más antiguas de Santa Fe, anterior incluso a la Ley 1420 que en 1884 consagró la educación laica, gratuita y obligatoria. El primer preceptor fue don Hilarión Fluc. Apenas cuatro años después, en el Censo Nacional de 1869, ya aparece el nombre de Casimira Martínez, maestra de escuela, demostrando que también las mujeres empezaban a escribir esta historia.
Con el paso de las décadas, la escuela se amplió, dejó de ser solo para varones, incorporó grados hasta llegar al séptimo y se convirtió en lo que hoy conocemos como la Escuela N° 292 “Sebastián Gaboto”. Sus aulas fueron y siguen siendo semillero de generaciones que aprendieron a leer, escribir y soñar entre sus paredes.
El desafío de los adultos: la nocturna gabotera
El siglo XX trajo nuevos desafíos. La educación no se limitó a los niños: muchos adultos, con trabajo y familia a cuestas, encontraron en la Escuela Nocturna una oportunidad. La sede de la 292, la capilla y el Centro de Capacitación Laboral fueron espacios donde docentes comprometidos como Beatriz Morante (Chuli), Milena, Chela, Marta y tantas otras maestras encendieron la chispa del conocimiento en hombres y mujeres que buscaban algo más que un título: buscaban dignidad. “Ya no nos van a engañar”, decían con orgullo los alfabetizados.
Jardín de Infantes y oficios: nuevas puertas al futuro
En 1974 se creó el Jardín de Infantes N° 16 “Manuel Belgrano”, un paso fundamental que aseguró que la educación en Gaboto comenzara desde los primeros años. En paralelo, el Taller de Educación Manual (con el maestro Coirini) y el Centro Comunitario de Capacitación Laboral (la escuela del hno Bonaccina) “Padre Juan León Dehón” formaron a jóvenes en carpintería, electricidad, corte y confección, artesanías y dactilografía. Allí no solo se aprendían oficios: se construían proyectos de vida.
La semilla de ese centro de formación derivó en la Escuela Técnica Particular Incorporada N° 2049 “Padre Juan L. Dehón”, que desde los años ’80 otorga título secundario y completa el círculo formativo de los jóvenes gaboteros.
Medio milenio de educación
Si algo enseña la historia educativa de Puerto Gaboto es que la escuela no es solo un edificio ni un listado de maestros y alumnos. Es un entramado de esfuerzos comunitarios, de vocaciones docentes y de familias que comprendieron que aprender era la mejor herencia para sus hijos.
En este septiembre, mes de la Educación, y empezando con el recuerdo colectivo hacia los 500 años del Fuerte Sancti Spíritus, mirar hacia atrás nos permite valorar el largo camino recorrido: de los doctrineros a los maestros laicos, de las aulas improvisadas a los jardines y escuelas técnicas, de la alfabetización de adultos a la educación integral.
La historia de la educación en Gaboto es, en definitiva, la historia de un pueblo que nunca dejó de creer en la fuerza transformadora del saber.