Con la llegada de las bajas temperaturas, muchos deportistas amateurs se enfrentan al desafío de mantener la rutina sin poner en riesgo su salud. Las temperaturas matinales, que en estos días rondan entre los 5 a 8 grados, pueden ser un obstáculo para salir a correr si no se toman ciertas precauciones.
Cuando el termómetro baja, el cuerpo necesita trabajar más para mantenerse caliente. Esto no solo incrementa el gasto energético, sino que también puede generar rigidez muscular, mayor esfuerzo respiratorio y riesgo de lesiones si no se realiza una buena entrada en calor.
Recomendaciones clave para correr con bajas temperaturas
Lo ideal es usar tres capas: una interior térmica que absorba el sudor, una intermedia que abrigue (como un buzo liviano) y una externa que proteja del viento y la humedad. También es fundamental cubrir las extremidades: gorro, guantes y medias térmicas pueden marcar la diferencia.
En invierno, los músculos tardan más en entrar en temperatura, por lo que se recomienda comenzar caminando y luego hacer movimientos articulares o trotar suavemente durante 10 a 15 minutos antes de alcanzar el ritmo habitual.
No conviene salir sin comer. El cuerpo necesita energía para mantenerse caliente. Ingerir algo liviano, como una banana o un puñado de frutos secos, puede ayudar a prevenir mareos o bajones de presión.
Respirar por la nariz permite calentar el aire antes de que llegue a los pulmones. Aunque al correr esto no siempre es posible, intentarlo puede ayudar a evitar molestias respiratorias.
Al terminar la actividad, es importante cambiarse la ropa transpirada lo antes posible para evitar enfriamientos. Estirar bajo techo o dentro del hogar puede ser una buena alternativa.
¿Cuándo no conviene salir a correr?
Aunque el cuerpo puede adaptarse al frío, hay situaciones en las que conviene dejar el entrenamiento para otro momento. Si la sensación térmica es inferior a 0°C, si hay viento fuerte, lluvia o síntomas de resfrío, lo mejor es optar por un entrenamiento en interiores de otro tipo, como gimnasio o estiramientos, o bien directamente descansar.
Escuchar al cuerpo siempre es prioridad
Cada corredor reacciona de forma diferente ante el frío. Algunos lo disfrutan, otros lo padecen. Lo importante es no forzarse y adaptar la rutina a las condiciones del día.