Hoy, 29 de mayo, se cumplen 10 años del día que alcanzamos la victoria después de 25 días de lucha donde los trabajadores y trabajadoras demostramos que la huelga, garantizada por la Constitución Nacional, es la herramienta más valiosa que tenemos. Esa experiencia abrió un camino que no tiene vuelta atrás y por el que aún avanza nuestra organización.

Esa lucha que se desarrolló a lo largo de mayo de 2015 tuvo como objetivo conseguir el Salario Mínimo Vital y Móvil según su definición constitucional y legal.

Ante la negativa de las patronales de darnos el Salario que nos correspondía y la posición del gobierno nacional que estableció topes paritarios a los aumentos de sueldo, nuestra Federación, con el aval de las asambleas realizadas en las puertas de fábrica, decidió realizar un paro nacional por tiempo indeterminado.

Ese Salario Mínimo Vital y Móvil por el que se empezó a pelear en el 2004 en Rosario y que luego se extendió a nivel nacional para que todas y todos los trabajadores aceiteros pudieran tener una remuneración acorde a las nueve necesidades que establece el artículo 116 de la Ley de Contrato de Trabajo y el 14 bis de la Constitución Nacional. Esto es, que asegure en la jornada legal de trabajo una alimentación adecuada, vivienda digna, educación, vestuario, asistencia sanitaria, transporte, esparcimiento, vacaciones y previsión.

Fueron 25 días de lucha que paralizaron la producción en todas las plantas y dejaron a más de 300 barcos en rada en el Río Paraná, el Río de la Plata y Bahía Blanca. La fila de barcos llegaba hasta Uruguay y Brasil. Las patronales y el gobierno decían que esperaban “un gesto” para normalizar la producción de la agroindustria, sin tener en cuenta que los trabajadores y trabajadoras peleábamos por nuestra dignidad y la de nuestras familias.

Esa lucha no fue en vano. Se logró el aumento que veníamos pidiendo y, más importante aún, demostramos que la huelga sirve, no la de un día, ni la de dos días, sino la lucha hasta que se consigue el objetivo, que es la dignidad de la clase trabajadora.

En ese momento el país tomó nota de la lucha aceitera, después de muchos años en los que nuestra Federación se había convertido en una ignota organización gremial.

A partir de ahí se abrió un nuevo camino no solamente en términos salariales, sino también de otras reivindicaciones laborales entre las que destacamos los Comités Mixtos de Salud y Seguridad en el Trabajo para garantizar la integridad psicofísica de las y los trabajadores.

Esta fecha tan importante para nosotros se abraza con otra, que conmemoramos con el mismo orgullo, porque el día del triunfo coincidió con el aniversario del Cordobazo.

Fue también un 29 de mayo, pero de 1969, cuando comenzó una lucha en Córdoba que se extendió hasta el 30 de mayo. Las y los trabajadores cordobeses hicieron una huelga con movilización para reclamar contra la derogación del “sábado inglés” que se convirtió en una protesta contra la dictadura de Juan Carlos Onganía, que sumó a las y los estudiantes universitarios. Fue el comienzo del fin del gobierno de facto de Onganía, que decía que se iba a quedar cuarenta años.

Hoy nuevamente estamos ante un gobierno que ataca todos nuestros derechos. Un gobierno patronal que pretende prohibir la huelga, que ajusta y reprime a quienes luchan, que impone un férreo tope salarial y trata de impedir cualquier reclamo por mejorar nuestras condiciones de vida.

Estamos ante un gobierno que requiere de esa unidad demostrada en el Cordobazo y también en el Choconazo, el Correntinazo y los Rosariazos. Requiere desempolvar esas herramientas que nos dejaron esos luchadores que hoy no están y que han dejado sus vidas para que hoy tengamos derechos para poder defendernos.

A pesar de que la CGT dice que no tiene motivos para ir a un plan de lucha, no podemos quedarnos viendo cómo los jubilados son punta de lanza y hacen lo que históricamente le correspondió al movimiento obrero.

A 10 años de la victoria de la Gran Huelga Nacional Aceitera y a 56 años del Cordobazo, tenemos argumentos de sobra para salir a luchar.

Es el momento para forjar la unidad a través de objetivos como el Salario Mínimo Vital y Móvil, como los Comités Mixtos de Salud y Seguridad, como la industrialización de la materia prima para generar empleo y todas nuestras reivindicaciones laborales y sindicales.

La lucha, cuando es amplia y consecuente, permite conseguir grandes conquistas y abre el camino para el resto de la clase trabajadora.

Comisión Directiva
Federación de Trabajadores del Complejo Industrial Oleaginoso, Desmotadores de Algodón y Afines de la República Argentina
F.T.C.I.O.D y A.R.A.