El gobernador Maximiliano Pullaro salió a dar la cara de una derrota que desinfla sus aspiraciones presidenciales y pone en duda la calidad de su mandato en una provincia de Santa Fe que le dio la espalda en estas elecciones legislativas, quedando cómodamente tercero y con solo dos bancas en diputados, ninguna de ellas para el radicalismo.
“Hicimos una elección que históricamente fue muy difícil para Santa Fe. Cuando nuestra provincia competía a nivel nacional siempre sacaba un sólo diputado. Hoy tenemos dos y eso es bueno“, dijo el gobernador en un discurso ya derrotado y autoconvenciéndose de que el triunfo fue derrotar a un kirchnerismo fragmentado y con referentes vinculados a otros espacios.
La realidad, lejos de cualquier análisis de la actualidad, es que el gobernador que fue contundentemente elegido por los y las santafesinos y santafesinas en 2023 con 1.031.964 votos, lo que representó aproximadamente 55,71 % del total, este domingo obtuvo 306.683, unos 725.271 menos en solamente 24 meses.
Ya en las convencionales constituyentes el gobernador se adjudicó un triunfo que tenía una importante pérdida de voluntades, cuando en los comicios provinciales logró 495.115 votos, menos de la mitad de lo obtenido en las generales que lo elevaron como mandatario.
En esta oportunidad, Pullaro apostó por su vicegobernadora, mujer que representó al histórico PRO de Mauricio Macri, y puso segundo a Pablo Farías, hombre vinculado al Frente Progresista. Melina Giorgi, la tercera y primera radical en la lista, quedó fuera del Congreso, dejando así a su espacio político, que le sostuvo desde cemento su campaña, sin representación por la provincia a nivel nacional.
Para peor, este resultado pone en duda su legitimidad de cara a unas posibles elecciones presidenciales con Provincias Unidas, espacio que conformó en vistas al proceso electoral de 2027. Y en Santa Fe, un desempeño como el de hoy lo deja lejos de una posible reelección.

