El nivel de endeudamiento de las familias para subsanar las deficiencias de su economía diaria es no de los más altos de la historia.
Así lo advirtió el economista Christian Buteler sobre el preocupante nivel de morosidad en los créditos tomados por familias argentinas, al afirmar que se encuentra en su punto más alto de los últimos 15 años.
Según explicó, este escenario surge de la combinación entre salarios que no logran seguir el ritmo de la inflación y tasas de interés que permanecen elevadas, incluso en un contexto de desaceleración inflacionaria. Esto, dijo, “afecta directamente la capacidad de pago de las familias y convierte a los créditos en una carga difícil de sostener”.
En declaraciones a Splendid AM990, Buteler señaló que el problema no es el endeudamiento en sí —algo habitual en economías desarrolladas para la compra de bienes durables—, sino el crecimiento de la deuda destinada al consumo diario. Ese tipo de financiamiento, advirtió, se da por “la desesperación frente a ingresos que no alcanzan”.
Tasas altas y salarios atrasados: la fórmula del deterioro
Buteler remarcó que el aumento de la morosidad se produjo en un contexto en el que las tasas de los créditos personales se mantuvieron en niveles “excesivamente altos”, aun cuando la inflación comenzaba a descender.
“Nunca las tasas acompañaron la baja de la inflación”, afirmó. Como ejemplo, recordó que a comienzos de este año, mientras la inflación mostraba una marcada desaceleración, el costo financiero total de los créditos personales se ubicaba entre 140% y 150% anual, en contraste con salarios que se ajustaban apenas entre 20% y 25% anual.
Esa brecha, sostuvo, “inevitablemente repercute en la morosidad y en la capacidad de los deudores para cumplir con sus compromisos”. Incluso, agregó, bancos de primera línea ofrecían esas mismas tasas a clientes con trayectoria y buen historial.

